viernes, 20 de junio de 2014

Enciendo a mi compañero....

Acudes a tu blog deprisa y corriendo porque sabes que es lo único que puede entender ese sentimiento de desagravio que te corroe por dentro. Esa ansia de conocer gente, ese cerebro al que necesitas suministrar experiencias y sensaciones, que no se corresponde con tu  vida real, rodeado de gente que no comparte tus gustos y no entiende tus ideales.
Te sientes solo, rodeado de un masa de ovejas que no hace más que oídos sordos a tu llamada. Y eres una oveja más, forzada a seguir los derroteros de una senda mecánica que te lleva a un camino que ni deseas recorrer, ni te depara ningún futuro.
¿Qué quieres, ser especial? No eres más que otro producto de las sensaciones artificiales producidas en masa por lo que consideramos moral, ético. Un simple reflejo de lo que quieren que seas. Dictado por la sociedad, manicurado por la soledad, todo da producto a un individuo descontento que sólo desea expresar su malestar. Alguien cuya opinión pasará al olvido y cuyas palabras serán enterradas, como pasa en la enorme mayoía de los casos.
Ese soy yo.
Que os den por culo.

miércoles, 30 de abril de 2014

Oasis.



Escribo cuando voy a explotar, y no va tan mal.
Regalo mi historia para quien sepa apreciarla,
aunque luego sabéis darme de todo menos las gracias;
tú sabes que estás mal cuando ni el alcohol te anestesia,
puñaladas y patadas que se quedan en familia...
Mira, que tú sabes que el final no se esquiva, sólo se aplaza
a alguien se le olvidó ayudarme y a mí lo que era rezar.

Venga, ya salió el sol, volvamos a casa
vuelvo a casa con las palabras en la boca y el rencor en la cabeza,
Buenas personas en peligro de extinción
mientras ahí fuera esperan a que acabe la puta función
Y yo encerrado, en esta prisión sin barrotes, 
así que grítame a la cara lo que quieres, no sea que me escape.

 - Cano.
                 



lunes, 24 de marzo de 2014

Una ida de olla cualquiera.

El ansia de ser mejor te inspira a seguir adelante, a empujar esos barrotes que delimitan aquel muro una vez levantado que marcaba hasta dónde llegaste.

Un muro no, una puerta cerrada, sin llave, cuyo picaporte no te atreviste a asir cuando llegó el momento.

Viste una fina y delicada bailarina de luz entrar a través de la diminuta ventana, por la que vislumbrabas la luz de la felicidad prometida al final de la empinada escalera construida, ladrillo a ladrillo , por tu esfuerzo y ansia
.
Ansia por ver que hay más allá, ansia por averiguar si lo que te espera es mejor que lo que ya disfrutas y probablemente no sepas apreciar. Duro como pueda sonar, la importancia de las cosas está fuertemente ligada a el sentimiento de pérdida al faltarte este elemento que, puestos a suponer, es habitual en tu vida y consideras garantizado.

Como avecinando una tormenta, tendemos a escondernos bajo nuestra coraza para protegernos de un chaparrón inexistente provocado por unas goteras que, de existir, serían aquellas producidas por algún agujero en tu lógica. Una coraza que te presiona, que te inmoviliza, pero que llegado su momento te hace crecerte majestuosamente gracias a las alas del orgullo, con la cabeza alta como bandera y el saber que puede que exista, después de todo, algo mejor detrás de aquella puerta cerrada. Que un día no llegaste a abrir.

Cierras los ojos, la soledad comienza y la negrura aguarda. Allí esperan los monstruos que habitan no debajo de tu cama, sino dentro de ti. Seamos cometas, volemos alto y brillemos fuerte. Alejemos esos monstruos que te persiguen, tumbémonos en la rivera del río y veamos llover con este tiempo de mierda.

Porque todo tiempo de mierda se soporta mejor acompañado y hay cosas que se pasan por alto bajo la lluvia. Ni siempre lo más claro es lo mejor, ni lo más oscuro lo peor. Y lo bueno se encuentra en todos lados si sabes buscarlo.

sábado, 18 de enero de 2014

Hay cosas de las que nadie te habla.

Hay situaciones que nunca esperas.

Hay momentos en los que te vienes abajo.

Momentos en los que simplemente estás tan, tan, tan pasado de rosca que no eres físicamente capaz de cualquier cosa que no sea estar hecho polvo.
En los que el corazón se te acelera con sólo pensar.
La música no te atrapa, los nervios no te abandonan, no desconectas porque no sabes.

No huyes porque no quieres, aunque sea a costa de tu propia salud.

No crees merecértelo. Esa sensación de injusticia será lo que prime en tu vida próximamente, ojo con esto.

No será fácil ni rápido. Ni limpio. Será como si le cortaras el dedo a alguien con un cuchillo de plástico.


Pink Floyd - Wish You Were Here





sábado, 24 de agosto de 2013

Broke (pt.I)

Hacía tiempo que no me sentía tan roto por dentro. Antes simplemente era puro vacío, un silencio sólo interrumpido por el sonido de los retazos de sentimientos que rebotaban contra las paredes. ¿Y ahora?

No sé que hacer con un vacío desgarrado después de tanto tiempo. Quizá por miedo a lo que haya escondido debajo, quizá por respeto a lo que ya sé que se tapa con dicho vacío, no me atrevo a pensar en exceso.

Demasiadas cosas non-gratas podrían aflorar y ni es el momento ni es el lugar idóneo para sufrir en mis carnes una explosión de sentimentalismo barato que no me llevará a ningún lado, quiero pensar. Pero, ¿cómo comprimir aún más algo que lleva acumulándose desde tiempos inmemoriales?

Sólo deseo que el desborde de la fosa séptica que llevo dentro no salpique a mis allegados, ellos lo han hecho lo mejor que han podido dadas las circunstancias. No puedo decir que yo mismo posea la habilidad de abrirme a los demás con la facilidad que algunos tienen, por desgracia
 (huelga decir que, con toda seguridad, son más felices que la persona media). Así pues, deduzco que gran parte de la culpa de la situación actual la tiene un servidor.

Pero eso no me consuela en absoluto. Al contrario. Siento vergüenza de no saber cuidar de mí mismo.

Mejor lo dejo así.

Buenas noches y buena suerte.

jueves, 4 de abril de 2013

Autoengaño

Ella vive en su mundo. No le importa nada ni nadie.
Su vida es una rutina continua, una rutina que le da fuerzas, una rutina en la que se refugia cuando se asusta porque sabe que ahí está segura.
Lo que conoce del exterior no le gusta. O quizá sí, pero está demasiado ocupada autoconvenciéndose de que no necesita nada de fuera como para atreverse a asomarse.
Ha pasado meses, años, de reclusión voluntaria en una burbuja de cristal opaco.
Ella sabe que sólo es cristal. Que se rompe. Así que noche tras noche se tapa hasta las cejas con la sábana, con la esperanza de que a la mañana siguiente no se despierte rodeada de su burbuja hecha añicos.
El tiempo le ha enseñado que no hay peor enemigo que tú mismo, pero ha preferido ignorarlo.
Ella se cree feliz.

jueves, 7 de marzo de 2013

Los bajos hacen vibrar tus tímpanos. Tus pupilas se dilatan y encogen rítmicamente y los pies no te obedecen. Se produce el silencio. Chico, tus ojos nos cuentan lo que arde dentro de tí.
Gotas de sudor deslizándose por tu espalda rompen el silencio de tu cuerpo y se produce una explosión dentro de tí...
Una guerra de sentidos se desata, cada uno luchando por llevarse la atención de su dueño. Pero es en vano, el cerebro está ocupado con el escalofrío que lo recorre. Los cables se cruzan y la sinestesia te inunda de información. Saboreas las notas, formas y colores hacen que se te iluminen los ojos, y la piel, completamente a su rollo, se dedica a enervarse cuando lo considera apropiado. Una sonrisa asoma por tu cara.
Pero todo acaba y te pasas la mano por la frente y el pelo.
Ni sabes qué acaba de pasar contigo mismo.
No te reconoces.

King Charles - Ivory Road