sábado, 24 de agosto de 2013

Broke (pt.I)

Hacía tiempo que no me sentía tan roto por dentro. Antes simplemente era puro vacío, un silencio sólo interrumpido por el sonido de los retazos de sentimientos que rebotaban contra las paredes. ¿Y ahora?

No sé que hacer con un vacío desgarrado después de tanto tiempo. Quizá por miedo a lo que haya escondido debajo, quizá por respeto a lo que ya sé que se tapa con dicho vacío, no me atrevo a pensar en exceso.

Demasiadas cosas non-gratas podrían aflorar y ni es el momento ni es el lugar idóneo para sufrir en mis carnes una explosión de sentimentalismo barato que no me llevará a ningún lado, quiero pensar. Pero, ¿cómo comprimir aún más algo que lleva acumulándose desde tiempos inmemoriales?

Sólo deseo que el desborde de la fosa séptica que llevo dentro no salpique a mis allegados, ellos lo han hecho lo mejor que han podido dadas las circunstancias. No puedo decir que yo mismo posea la habilidad de abrirme a los demás con la facilidad que algunos tienen, por desgracia
 (huelga decir que, con toda seguridad, son más felices que la persona media). Así pues, deduzco que gran parte de la culpa de la situación actual la tiene un servidor.

Pero eso no me consuela en absoluto. Al contrario. Siento vergüenza de no saber cuidar de mí mismo.

Mejor lo dejo así.

Buenas noches y buena suerte.

jueves, 4 de abril de 2013

Autoengaño

Ella vive en su mundo. No le importa nada ni nadie.
Su vida es una rutina continua, una rutina que le da fuerzas, una rutina en la que se refugia cuando se asusta porque sabe que ahí está segura.
Lo que conoce del exterior no le gusta. O quizá sí, pero está demasiado ocupada autoconvenciéndose de que no necesita nada de fuera como para atreverse a asomarse.
Ha pasado meses, años, de reclusión voluntaria en una burbuja de cristal opaco.
Ella sabe que sólo es cristal. Que se rompe. Así que noche tras noche se tapa hasta las cejas con la sábana, con la esperanza de que a la mañana siguiente no se despierte rodeada de su burbuja hecha añicos.
El tiempo le ha enseñado que no hay peor enemigo que tú mismo, pero ha preferido ignorarlo.
Ella se cree feliz.

jueves, 7 de marzo de 2013

Los bajos hacen vibrar tus tímpanos. Tus pupilas se dilatan y encogen rítmicamente y los pies no te obedecen. Se produce el silencio. Chico, tus ojos nos cuentan lo que arde dentro de tí.
Gotas de sudor deslizándose por tu espalda rompen el silencio de tu cuerpo y se produce una explosión dentro de tí...
Una guerra de sentidos se desata, cada uno luchando por llevarse la atención de su dueño. Pero es en vano, el cerebro está ocupado con el escalofrío que lo recorre. Los cables se cruzan y la sinestesia te inunda de información. Saboreas las notas, formas y colores hacen que se te iluminen los ojos, y la piel, completamente a su rollo, se dedica a enervarse cuando lo considera apropiado. Una sonrisa asoma por tu cara.
Pero todo acaba y te pasas la mano por la frente y el pelo.
Ni sabes qué acaba de pasar contigo mismo.
No te reconoces.

King Charles - Ivory Road 

domingo, 17 de febrero de 2013

Obsesión I

Llegas a tu casa nervioso, sudando. Las manos te tiemblan y el corazón te late rápido. El día te ha pasado como un borrón por delante, y tú no te has dado cuenta realmente de nada.
Ahora mismo, todo se reduce a tu obsesión.
Tu cuerpo, a pesar de tu buena y noble voluntad, es más fuerte que tu mente. La lucha entre ambos termina antes de tener lugar siquiera, te has rendido antes de empezar. Y con un suspiro de alivio que procede de lo más profundo, te sientas....y comienzas a escribir. 

La ambrosía de toda persona que ame la literatura son las letras y las palabras. Sientes que la emoción te embarga al ver de lo que tus dedos son capaces y un escalofrío recorre centímetro a centímetro tu cuerpo a un ritmo pulsátil que coordina con los latidos de tu corazón. Eres libre, estás en tu mundo, el mundo que tanto echabas de menos, un mundo en donde eres quien quieras ser, donde no hay restricciones para la imaginación.
Miras el reloj. 4: 26 A.M. Te ha vuelto a pasar.