Escribo cuando voy a explotar, y no va tan mal.
Regalo mi historia para quien sepa apreciarla,
aunque luego sabéis darme de todo menos las gracias;
tú sabes que estás mal cuando ni el alcohol te anestesia,
puñaladas y patadas que se quedan en familia...
Mira, que tú sabes que el final no se esquiva, sólo se aplaza
a alguien se le olvidó ayudarme y a mí lo que era rezar.
Venga, ya salió el sol, volvamos a casa
vuelvo a casa con las palabras en la boca y el rencor en la cabeza,
Buenas personas en peligro de extinción
mientras ahí fuera esperan a que acabe la puta función
Y yo encerrado, en esta prisión sin barrotes,
así que grítame a la cara lo que quieres, no sea que me escape.
- Cano.
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